Para mi es imposible no reírme cuando veo a algunas personas tomando fotos.
Nunca ha sido de mi gusto tomar retratos, de hecho trato de suprimir a las personas de las fotos, me gusta más combinar los elementos de la imagen que poner una persona.
De igual manera odio salir en las fotos, me gusta tomarlas más no aparecer en ellas, me acuerdo de la frase de un tío mío: "a mi me gusta pescar, pero no comerme el pescado".
¿A qué viene esta diatriba? muy sencillo, hay personas que reaccionan de cierta manera al estímulo visual de una cámara, ¿cuál es la reacción?, respuesta: posar.
Siempre he dicho: "hay que dejar las poses para las modelos"
Una foto posuda(sic), es una foto forzada, es una foto que pierde toda su belleza, por el simple hecho de tener una persona en una posición antinatural, o ejecutando una acción que claramente no aplica (por ejemplo tratando de subirse a un carro que está parqueado y cerrado)
Ahora bien, hay momentos en los cuales una persona juega un papel preponderante en una foto, como en este caso:
Pese a estar en segundo plano, la foto no sería lo mismo sin la persona, pues carecería completamente de vida.
Si bien busqué que la imagen se compusiera a partir de la señal de tránsito con graffiti, de "carambolazo" quedó Diana en la imagen, en una posición completamente natural.
El pie izquierdo preparándose para dar el paso, los brazos en vaivén, es decir, caminando, nada de estar abrazando la señal, o haciendo el símbolo de la victoria con los dedos índice y medio y sacando los labios, ni cosas raras.
Esta otra foto, titulada: "La niña de la cámara", refuerza aún más el concepto:
De nuevo Diana en segundo plano, enmarcada por las obras del maestro Fernando Botero y la ventana.
En este caso tomando una foto, a través de la ventana, de pie, balanceando el peso de su cuerpo sobre el pie izquierdo.
Y una última foto.
Esta se llama: "Formas de representación"
La compuse apoyándome en una obra de arte que consiste en un montón de hombrecitos de barro, apoyados perpendicularmente sobre una pared.
Centrado, en la imagen se aprecia uno de los vigilantes del museo, de pie, con una mano sosteniendo la otra, sumido en una semi-penumbra, sin embargo se alcanzan a apreciar sus facciones.
La perspectiva de la foto hace que los hombrecitos de barro parezcan casi del tamaño del vigilante.
Debo confesar que esta foto también me salió de "chiripazo", buscaba que quedara el título enmarcado en la foto y no me fijé en la persona que sale en ella.
La finalidad de esta entrada es mostrar la importancia de las fotos casuales, de dejar que la imagen se "arme" sola, de no forzarla, una vez ella se estabilice, ya será responsabilidad de nosotros como fotógrafos, no dejarla ir, capturarla e inmortalizarla.
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